Así lo analizó el Índice FADA de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina. El estudio determinó que se producirá un aumento de 5 puntos con respecto a la medición anterior de octubre de 2022.
Según datos del Índice FADA de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina, habrá un aumento de 5 puntos con respecto a la medición anterior de octubre de 2022 en la carga tributaria para la renta agrícola.
“Con respecto al trimestre pasado, el número creció 5,9 puntos porcentuales y arroja una participación de 67,2% para el promedio ponderado por cultivos. “¿Qué significa? Que por cada $100 de renta que genera una hectárea, $67,20 se va en impuestos”, explicó Nicolle Pisani Claro, economista de FADA.
“Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 67,2%, la participación del Estado en soja es del 69,3%, maíz 60,6%, trigo 73,7% y girasol 65,7%”, apuntó.
En ese sentido, David Miazzo, economista jefe de FADA, dijo que “uno esperaría que si la producción baja, sea por sequía u otro motivo, la presión de los impuestos también lo haga”.
No obstante, afirmó que “por la estructura tributaria que pesa sobre la producción agrícola, un evento adverso como la sequía, en lugar de reducir el peso de los impuestos, lo aumenta”; y explicó que “esto se debe a que el impuesto con mayor participación es el derecho de exportación que, al actuar sobre el precio bruto, no reconoce caídas en la rentabilidad. Así, a medida que empeora la sequía, aumenta la participación de los impuestos sobre la renta”.
Los efectos de la sequía se sentirán en mayor medida en los pueblos y ciudades del interior productivo, donde la producción agropecuaria representa la actividad económica.
“Sin embargo, si se acumulan saldos técnicos por una situación excepcional como una sequía que hace caer las ventas, el productor no puede usar ese saldo para pagar otros impuestos ni lo puede recuperar fácilmente, por lo que directamente se convierte en mayor carga fiscal”, expresó.