Después del grito de las urnas los empresarios deberán dar un paso clave. ¿Serán capaces?
Antes de emitir el voto, el círculo rojo empresario quiso estar al lado de los candidatos. Primero fue el libertario Javier Milei, 24 horas después el oficialista Sergio Massa.
El primero fue escuchado con atención. Con excepción de Cristiano Rattazzi que sin dudas dice «es seguir con lo mismo o la libertad», como en otros tiempos se refirió al gobierno de CFK como el de Alí Babá y los 40 ladrones, a la mayoría -aún siendo votantes de La Libertad Avanza- les cuesta mostrar su elección.
Los empresarios allegados a Massa fueron sin duda, más claros en la demostración. Ni hablar de los hombres de la construcción que, superado recuerdo del cuaderno de las coimas, aplaudieron con fuerza la convicción de la continuación de la obra pública.
También asistió al almuerzo con el candidato de Unión por la Patria el Francisco el colorado De Narváez quien negó una posible participación en el gobierno de Massa.
Definiciones y críticas para un lado o para el otro. Hubo de todo. Muchos de los que el primer día habían criticado abiertamente los últimos dos años del gobierno de Fernández, aplaudieron la presentación de la opción oficialista. Cosas que pasan.
Pero sobre el final de la segunda jornada el hombre de una de las cámaras más representativa de la economía argentina, cuando ya todos se estaban yendo, tuvo la reflexión más necesaria hacia un par: «No nos hagamos los bobos, el domingo cuando se conozca el nombre del presidente electo no podemos dudar tenemos que juntarnos todos y darle institucionalidad, sea quien sea».