Significaría un gran alivio para la Argentina. La decisión sería a cambio de un aumento del 50% sobre las cuotas de los países miembros.
En medio de la incertidumbre por el contacto del Gobierno entrante con el Fondo Monetario Internacional (FMI), una decisión del organismo podría aliviar a la Argentina.
Se trata de una reducción de los sobrecargos que aplica sobre sus créditos a los países deudores. La decisión fue anticipada en el último encuentro del Comité Monetario y Financiero Internacional del organismo (IMFC), que reúne a representantes de los países miembros.
Sería a cambio de aumentar las cuotas de los países miembro en un 50% en base a sus pagos actuales.
«El aumento de las cuotas mejoraría los recursos permanentes del FMI y fortalecería la naturaleza basada en cuotas del Fondo al reducir la dependencia del endeudamiento y garantizar así el papel principal de las cuotas en los recursos del Fondo», explicaron desde el organismo.
Es importante recordar que durante diciembre, el país tendrá que enfrentar un vencimiento de US$900 millones con el organismo.
Actualmente, la sobretasa que encarece los créditos de la Argentina representa unos US$1500 millones adicionales por año y los sobrecargos se aplican cuando el saldo deudor supera el límite equivalente a 187,5% de la cuota del país en el FMI, que es el aporte de cada miembro al organismo. Inicialmente, es de 200 puntos y aplica sobre el saldo deudor que excede dicho límite.
Además, si el saldo se mantiene por encima del límite durante un cierto período de tiempo (entre más de 36 meses y más de 51 meses para los EFF, acuerdos de facilidades extendidas), el sobrecargo se incrementa otros 100 puntos hasta 300 puntos.
Durante este año, la tasa de interés que aplica para los sobrecargos se duplicó a raíz de que la Reserva Federal fue subiendo las tasas de interés que incidieron en las que cobra el FMI y que se asigna según la participación que tienen las monedas de los principales socios del organismo en la cotización del DEG (Derechos Especiales de Giro), la moneda en la que el FMI realiza sus transacciones.