El bando de inversión se refirió a la principal propuesta económica de Milei y alertó que el país necesita «un contexto de política macroeconómica sólida y una política fiscal disciplinada» para llevarla a cabo.
De cara a las elecciones presidenciales, el banco de inversión Goldman Sachs advirtió sobre «los costos y las desventajas» de la dolarización que propone el candidato presidencial Javier Milei.
En ese sentido, aseguraron que para llevarla a cabo, el país necesita «un contexto de política macroeconómica sólida y una política fiscal disciplinada».
«Sin disciplina fiscal, la dolarización podría ser muy dolorosa o eventualmente colapsar», advirtieron. «Con las elecciones generales acercándose rápidamente, la dolarización pasó al centro del debate político. El tipo de cambio ha desempeñado un papel central en los planes de estabilización anteriores», agregaron.
Así, la entidad financiera aseguró que dolarizar la economía «tiene costos y desventajas y las condiciones previas para una adopción exitosa son exigentes».
«Tiene costos y limita el conjunto de herramientas de políticas. Desde un punto de vista técnico, dolarizar tampoco es un paso fácil. Preservarlo y beneficiarse de él a largo plazo es aún más desafiante. La dolarización no es estabilización. La consolidación fiscal es imprescindible, se adopte o no la dolarización», siguieron.
Y agregaron: «La dolarización requiere un contexto de política macroeconómica sólida para ser sostenible y exige una política fiscal disciplinada, lo cual no es un hecho. Sin disciplina fiscal, la dolarización podría ser muy dolorosa o eventualmente colapsar».
Para la entidad financiera, dolarizar significa:
- Pérdida de ingresos por señoreaje procedente de la emisión de dinero nacional.
- Pérdida de control sobre la oferta monetaria, es decir, la masa monetaria se vuelve exógena.
- Límites a la capacidad del Banco Central para actuar como prestamista de última instancia (ya que la impresión está cerrada).
- Pérdida de la capacidad de utilizar la política monetaria y cambiaria para responder a los shocks, tanto a través del tipo de cambio, que puede actuar como un estabilizador/absorbente automático de shocks, como a través de la política de tasas de interés, que puede ayudar a suavizar las fluctuaciones del ciclo económico.