El ministro de Economía Luis Caputo volvió a referirse a la posibilidad de que se negocie con el FMI un nuevo acuerdo. Nada parece entrometerse en este objetivo muchas veces planteado desde el Gobierno y sucesivamente negado por el organismo internacional de crédito.
Los deberes se hacen correctamente. Argentina ya no necesita waivers en cada revisión. Es más, se sobre cumplen las metas. Aún así en las habituales conferencias de los voceros del FMI se reitera que Argentina va bien, que el camino va a ser duro y que se debe cuidar de los más desprotegidos. Pero principalmente se insiste en que no se trabaja en un nuevo acuerdo.
Argentina quiere más fondos y quiere hacerlo para salir del cepo. El rumbo planteado en lo económico parece no correrse ni un milímetro pese a lo que sucede en otras áreas.
En este «que si, que no» los vaivenes de la política Argentina juegan un rol fundamental. El mercado, los empresarios de adentro y de afuera miran la suerte del Gobierno en el Congreso. Y no solo eso, esperan que calmen también los ruidos internos.
Mientras tanto avanzan reveses de otros tiempos: Argentina deberá pagar 1.300 millones de euros en el caso Cupón PBI.