El ministro de Economía Sergio Massa dio el primer paso para alcanzar su objetivo final: ser presidente de la Argentina. ¿Lo logrará? eso aún está por verse pero lo cierto es que la carrera presidencial comenzó hace tiempo.
Hizo los primeros palotes en la política a finales de los ’80 y desde allí comenzó una carrera imparable siempre con el objetivo claro: alcanzar el sillón de Rivadavia.
Su salto a las primeras planas, el gran paso, la notoriedad y el reconocimiento lo alcanzó nada más ni nada menos que con su llegada a una de las cajas más importantes de la política argentina, la Administración Nacional de la Seguridad Social, Anses. Lo hizo de la mano de Eduardo Duhalde y siguió en el cargo con la llegada de Néstor Kirchner al Gobierno Nacional.
La Anses es además una vidriera y Massa lo supo desde el comienzo. Su gestión marcó un punto de inflexión en un organismo que se había caracterizado hasta entonces por la larga espera para que avanzara un trámite de retiro.
Massa logró aplicar diez aumentos consecutivos en las jubilaciones mínimas y mover en dos oportunidades las jubilaciones que estaban por arriba de los mil pesos después de catorce años. Reorganizó y logró mejorar la eficiencia del sistema de seguridad social incorporando medios modernos de gestión. Los trámites comenzaron a salir con una celeridad inusitada mientras recorría, respondiendo consultas, los distintos rinconcitos de los jubilados en los medios de comunicación.
Allí Massa iniciará el armado de su equipo de trabajo empezando con su fiel amigo Claudio Ambrosini, hoy a cargo del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), y seguirá forjando su camino hasta desembarco en Economía y ahora en la lista de UP.
En el interín estará a cargo de la intendencia de Tigre y llegará más tarde a la Jefatura de Gabinete en el Gobierno de Cristina Kirchner para después volver a Tigre, sus pagos. Idas y venidas con el kirchnerismo que tuvieron puntos de tensión extrema como cuando se comprometió a «barrer a los ñoquis de La Cámpora». Frase que el núcleo duro de la organizción recuerda hasta el día de hoy pero que olvidará porque la Jefa así lo indicó.
Massa es un hombre político desde sus orígenes, rodeado por una familia política, el Pato Galmarini es su suegro y Malena su mujer quien aspira a ser la próxima intendenta de Tigre que entendió como pocos el poder de la comunicación.
No sólo desde su armado de prensa, con un equipo fuerte y activo; sino también habilitando el micrófono a su entorno. Confía en los suyos. Flavia Royón, la secretaria de Energía es una de ellas. La salteña, quien fuera ministra de minería del gobernador Gustavo Sáenz un archi aliado de Massa que fue reelecto en su cargo en mayo pasado, es una de las que no le huye a los medios. Anunció con delicadeza el aumento de tarifas para clientes particulares y con el mismo tono que la puesta en marcha del Gasoducto Néstor Kirchner.
José el Vasco de Mendiguren es otro de los que cuenta con autonomía en el hablar. Industrial, ministro de la Producción en tiempos de Duhalde pasó a formar parte del equipo de Sergio Massa años atrás. Fue uno de los primeros en confirmar su deseo de que Massa peleara en la próxima elecciones presidenciales.
Juan José Bahillo secretario de Agricultura le puso el pecho a la sequía y Guillermo Michel, en Aduana es un hombre con gran llegada y definición en el entorno del actual ministro.
Si bien abre el juego a los de su confianza, NADA se le escapa. Verticalista, todo previamente debe pasar por su análisis.
El mercado lo respeta tanto en la Argentina como en el exterior, donde muestra su amplia agenda de contactos.
El viaje a China, donde sumó en el avión a Máximo Kirchner y a Cecilia Moreau fue clave para avanzar en su objetivo de ser señalado como el hombre del peronismo en este 2023. El tiempo corre y Massa seguramente sabrá aplicar toda su experiencia para vencerle a su amigo Horacio Rodriguez Larreta o a los más distantes Patricia Bullrich o Javier Milei.